Canícula
Tal día como hoy, un 11 de julio, pero de 1959, también era verano. Y también había ola de calor. La vida es así, tercamente cíclica. Pero aquel día, en un inmueble de la calle de Serrano, la cosa se puso realmente fea. Los termómetros saltaron por los aires y los vecinos, con 45 grados en el interior de sus viviendas, optaron por tumbarse en el suelo o meterse directamente en la nevera. Así las cosas, la solana de la calle se convirtió en un alivio. Mas lo peor fue que al caer la tarde, ya de vuelta a sus casas, la temperatura seguía siendo la misma. Lean, lean ustedes la verdad de este insólito fenómeno de la climatología y la historia del portero previsor. Una historia que imaginamos rubricada por un patatús vecinal al más puro estilo Bruguera.
1 Apostilla(s):
Je, je, el portero salió ileso.
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