¡Se está retrasando una enormidad!
Ustedes pensarán que nos estamos justificando, pero seguimos loando las virtudes de abrazar un concepto, digamos, más flexible de la precisión horaria. Y es que la impuntualidad no sólo puede resultar ventajosa en cuestiones de modernidad, también tiene su utilidad en la vida cotidiana. Qué me dicen si no de esta bellísima novia palentina, a la que media hora de sofocado retraso la salvó de casarse con ese novio comerciante frutero que, si esos aires se gastaba el día de su boda, muy buena vida no parece que la fuese a dar luego en privado. Y eso que la pobre no tenía culpa de nada, que fue del taxi que tardó en recogerla. Y que al fin y al cabo un retraso de media hora en una mujer no es cosa rara.
Ya, 7 de febrero de 1959.
2 Apostilla(s):
Otra de bodas: ayer en el programa de las desgracias de antena tres fue un mozo a pedirle perdón a la moza por haber aplazado la fecha de boda. Había que elegir entre comprarse un quad o pagar el banquete. Y el mozo se compró el quad y la moza se quedó sin el casorio. Ya en la tele y cuando salían las letras de los agradecimientos a los que prestan los utillajes del programa, el mozo le dijo a la moza que se arrepentía, que vendía el quad y que sí que se casaba con ella. La pobre.
Mayor prueba de amor, que no es lo mismo elegir entre una esposa y nada que entre una esposa y un quad. Con las ganas que el zagal tenía del quad, además.
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