Informe de actuaciones:

En Madrid, a 13 octubre 2006

LOS BEATLES. Capítulo 3:
Algo tendrán, algo tendrán...


No; ignoramos si alguien pronosticó lo contrario, pero en Regiones Devastadas no ha pasado el fenómeno Beatles. Los Beatles siguen en nuestra mente, como buenos aficionados que somos a la música o, por lo menos, al jaleo. Y es que cada actuación suya es un triunfo. Suponiendo y considerando que producir en la masa de adolescentes un clima de histeria, de griterío y de locura sea un triunfo. Pero es que ocurre que la crítica los ha tratado muy bien porque, en realidad, tienen mérito como compositores. Aunque quizá no tanto como se les ha otorgado. En cualquier caso, John, Paul, George y Ringo tienen gusto por la música: saben componer interpretaciones que gustan al público. Quizá sean los compositores más inteligentes que últimamente nos ha legado la juventud: por lo menos han sido los de más éxito. Han sabido sentirse poseedores de ese “tirón” que los famosos de todas las épocas han tenido para atraer al público.

No obstante, muchos comentaristas, al hablar de los Beatles, se han referido simultáneamente a una juventud alocada, neurótica y sin sentido del autocontrol. Y decididamente no se puede hablar de otra cosa al escuchar las palabras mayores que sueltan las jovencitas cuando les están viendo actuar. Pero ellos, muchachos correctos, al parecer, ya han declarado en más de una ocasión:

Nosotros no tenemos la culpa de esta furia colectiva. Nosotros no podemos hacernos responsables de estas manifestaciones. Créannos: nos es imposible controlar a nuestros admiradores. Y, sobre todo, a nuestras admiradoras...

Y es que, aunque privadamente sean personas normales, cara al público se muestran algo excéntricos, porque eso mismo es lo que les piden. Analicemos su manera de vestir: pantalones ceñidos, chaqueta con doble costura por la espalda y sus increíbles melenas, largas y antiestéticas. Sin embargo, todos los fanáticos han empezado a imitarlos. Algunos ya han hecho un verdadero negocio vendiendo pelucas Beatles. De hecho, entre canciones, revistas y pelucas, los Beatles llevan ganados mil doscientos millones de pesetas en seis meses de éxito.

Hoy por hoy, son los amos de este mercado y no tienen competidores posibles. Entre las diez canciones de más éxito de la actualidad, cuatro son suyas: “Ella te ama”, en el primer puesto; “Quiero cogerte la mano”, en el cuarto; “Twist and shout”, en el séptimo; y “Miseria”, en el décimo. Lo cierto es que con lo que han ganado hasta ahora se podrían retirar con toda tranquilidad, porque el porvenir ya lo tienen asegurado. Ya ven ustedes: cantando y sólo en seis meses. Así da gusto.

Por otra parte, no se trata de uno de esos conjuntos, aunque tenga cosas de ellos, que se dedican a cantar tirándose por los suelos y que ofrecen espectáculos deprimentes. Ellos mismos lo han dicho:

No hacemos espectáculo popular enfermizo. No nos tiramos por el suelo ni cosas de ésas. Lo hemos hecho una sola vez y de broma, pero no volveremos a repetirlo.

Y ustedes se preguntarán, ¿por qué tienen tanto éxito? Pues porque sus canciones son perfectamente inglesas, cantadas con un acento y vocabulario típicamente ingleses. Esa es la razón por la que siguen triunfando de forma rotunda, eclipsando incluso al escándalo de Cristina Keeler y al Affair Profumo. Siguen triunfando de la forma moderna, entre gritos, aullidos e histeria. Siguen con sus melenas increíblemente largas. Todos les admiran. Saltan en los escenarios. Tocan las guitarras. En muchos lugares, antes de actuar ya han triunfado.

Ellos, en su tiempo libre, siguen trabajando. Y se dice que han hecho canciones para continuar en primera fila hasta el año 1975. Es decir, durante once años más. Para muchos, ésta habrá sido una gran noticia. Y muy probablemente sea una noticia de la propaganda que los ha encubierto. Ellos saben que les va a ser muy difícil seguir once años más como “números unos”, pero su corrección y sus carreras universitarias les habrán “revelado” que eso no se puede decir. O, al menos, que es muy improbable. Pero a veces piensan: “¿Y si fuera verdad? Debemos seguir trabajando para que no nos pillen desprevenidos...”.

El año 1975 está todavía muy lejos.

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Fin de la discusión.




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