A la carrera
“¡Tengo una carrera!” –dijo una chica.
“¡Yo tengo seis!” –exclamó otra.
Y una tercera– “Pues yo, ¡ocho!”
No, no se trata de una entrevista de trabajo. Esto no tiene nada que ver con la furibunda competencia laboral con la que se sacan los ojos las chicas de hoy en día. ¡Esto es una epidemia! Una misteriosa epidemia, afortunadamente incruenta, pero que ha provocado una auténtica ola de pánico entre las mujeres de Chicago, que ven horrorizadas cómo se corren expeditamente los puntos de sus medias de nylon, sin que se haya podido encontrar hasta ahora el remedio oportuno. Casos ha habido en que en pocos minutos una media tenía hasta diecisiete carreras.
Las medias han sido examinadas por científicos, haciendo uso de microscopios, para tratar de descubrir la enfermedad, pero todos los esfuerzos de la ciencia han sido infructuosos. Entre las varias explicaciones que se dan del fenómeno, la más probable es que en las oficinas y talleres penetren gases sulfúricos. O de otra clase.
Arriba, 7 de abril de 1956.
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