Perder la cabeza
Ante una nota de prensa tan discreta que parece querer contener la risa, y al mismo tiempo tan precisa y descriptiva, uno no se atreve a añadir mucho más. De cualquier modo, desconocemos si fue una comprobación rutinaria, las ganas de escudriñar el punto exacto del itinerario en la vía o el simple deseo voluptuoso de sentir el viento frío en la cara, pero el caso es que, entrada ya la madrugada, el maquinista del expreso Bilbao-Madrid, Federico del Olmo Sotelo, natural de Pancorbo y con residencia en Miranda de Ebro, sacó la cabeza fuera de la locomotora, miró primero hacia la trasera del convoy, miró después hacia delante y se estampó la jeta contra la entrada de un túnel. Allí se quedó su cabeza. El resto del cuerpo fue depositado en la estación de Quintanapalla, a la salida del citado túnel, prosiguiendo seguidamente el tren hacia su destino.
Informaciones, 2 de octubre de 1956.
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