Informe de actuaciones:

En Madrid, a 20 enero 2007

No sé de qué se quejan


Los cuatro amigos que nos siguen habrán comprobado ya de sobra a estas alturas que este rincón nuestro tiene tan escasa vocación de foro de análisis político como de termómetro de la actualidad musical, pues pese a ser dos aspectos de nuestra realidad diaria que nos interesan especialmente, creemos que doctores tiene ya la Iglesia para ambas cosas. Sin embargo, nosotros mismos nos sorprendemos de lo presente que tenemos siempre a Madrid, el mapa cotidiano de nuestras desdichas, en el pensamiento. Eso sí que es así, y así ha de ser, por razones obvias. En ese sentido, somos complacidos paletos de capital de provincias del Imperio. ¡Qué se le va a hacer! Nos falta mundo, vida y horas de vuelo...

Bien, pues el cacareo moderno del mes por estos pagos no es otro que el de los fastos conmemorativos de los 25 años de la movida, por cortesía de nuestra cacique regional en plena campaña preelectoral. Un auténtico desfile de momias con barniz eléctrico en el que quien más quien menos hemos picado y picoteado como aves carroñeras. Por eso, y sin más ánimo que el meramente testimonial, rescatamos de entre nuestra pila de legajos una vez más (y van ya unas cuantas) otra chisperada de uno de los más reputados cronistas que ha tenido Madrid en el último siglo, amén de yayo de don Alberto, el de las pobladas cejas canas. Saquen ustedes sus propias conclusiones. Nosotros, en atención a la reconocida melomanía de nuestro regidor (ya se ve que de casta le viene al galgo), nos limitamos a celebrar esta frenética actividad artístico-cultural que ayer y hoy ha caracterizado a nuestra ciudad exclamando un rotundo y sonoro: "¡Música, maestro!"

Informaciones, 21 de diciembre de 1939.

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Blogger Regiones Devastadas dice...

Por cierto, ahora que me repaso (sí, yo me repaso, ¿qué pasa?, y me corrijo de buena gana si me hace falta), ¿no ven ustedes, entre las liras, un culo en pompa? Fíjense bien, que está disimulado, pero bien empinadito. Pues eso es justo lo contrario a lo que ha ofrecido esta noche Fernando Márquez “el Zurdo” (a partir de ahora habrá que hablar propiamente de La Mueca, porque es un grupo, sí, todo lo iconoclasta que quieran –no más que Paraíso–, pero un grupo en toda regla), que pudiendo tirar, de una forma más o menos irónica, de un repertorio inapelable, ha roto a una audiencia de viejos canallas, enquistados a una barra que conocen bien, con una sarta de canciones sin contemplaciones, con medidísimas concesiones: una revisión fantabulosa de Kaka de Luxe, otra (aún más increíble, por lo certera y por lo inadecuada para la ocasión) de Ilegales, y la mejor, más tangencial y más oportuna de La Mode que podía hacer en tal brete, “En cualquier fiesta”. Amén de cerrar el concierto con una canción ajena (¡toma ya!) pero tan afín a él como “Llegando hasta el final”, de Carlos Berlanga. Que el infierno los juzgue a los dos, yo sólo hablo de lo que acabo de ver. En cualquier caso, caso omiso: no ha cantado el “Para ti”, por más que se encabronase el público. Y, con todo, lo mejor el nuevo grupo y el nuevo repertorio.

No me quisiera ver yo en el compromiso de decir si me ha gustado más lo del Zurdo que lo del Coyote. Que se reten ambos en duelo, si viene al caso (ganaría Jorge, aunque fuese por poderes), ahora que han demostrado ser los únicos que han salvado con dignidad este evento peripatético. Al resto, que se lo lleve el viento, y a los promotores que les ciegue para siempre la arena del desierto.

25 enero, 2007  

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