Informe de actuaciones:

En Madrid, a 13 enero 2007

Problemas de la convivencia en pareja en habitáculos reducidos


“Tengo frío y me duele la pierna izquierda... Me duele mucho... Y me castañetean los dientes... No estoy llorando, pero creo que me sangran los ojos... No veo nada... Me llamo Jean Margetts, tengo dieciocho años y soy de Sunnyvale, California... ¿No es eso lo primero que te preguntan los médicos para saber si todavía te rige la cabeza?... Me llamo Jean Margetts y tengo dieciocho años... Soy de California y me voy a casar en septiembre... No sé cuánto tiempo llevo aquí... puede que hasta horas... Estábamos de viaje... ¿Estoy muerta?... ¿Está muerto Jimmy?... No le veo... No veo nada... No puedo mover la cabeza... Me duele mucho... Tengo miedo... Jimmy, por favor... Jimmy...”

Los policías que rescataron a Jean después de que un avión localizase el coche estrellado en un claro del bosque cerca de la carretera 40 de los Estados Unidos, han informado que comenzó a llorar cuando era extraída de entre los restos del coche.

“¿Nueve... días...?” —murmuró.

Sacar a Jimmy les supuso mucha más dificultad.

Los médicos, que han manifestado que la señorita Margetts parecía tener ochenta años, en vez de los dieciocho que tiene en realidad, suponen que ha estado inconsciente la mayor parte del tiempo; de otra forma hubiera agotado todas sus energías.


Me dirán que volvemos a cargar las tintas gratuitamente, que todo esto no es más que un ejercicio de estilo, pero nosotros pensamos que el amor (el amor tozudo, la pasión borrica, el motor de las cosas, el cogollo más inquebrantable del individuo...) está, la mayor parte de las veces, atrapado y sepultado bajo el amasijo de hierros de la realidad puntual más pedestre y convenientemente contextualizada; y que la mayoría de la gente permanece inconsciente de forma voluntaria la mayor parte de su tiempo, pues de otra forma hubieran agotado ya del todo su caudal de energía. Es comprensible, en cierto modo, aunque tampoco alcanzamos a entender del todo esa voluntad por llegar lo más lejos posible a base de sucedáneos. (¡Sabéis muy bien de qué!)


El recorte es del Arriba del 5 de julio de 1956.


Pdta.: Me dirán también que el apólogo está muy traído por los pelos (casi arrastrando por el pasillo), y no les faltará razón, pero es que a esta casa son pocos los que se acercan motu proprio.

Fin de la discusión.




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