También su hijo busca compañía
Con este anuncio cerramos la asombrosa trilogía publicitaria cortesía de nuestro perverso Willy Wonka patrio. Un concienciado magnate que, por lo que se ve, entendía la labor empresarial como una responsabilidad social que va mucho más allá de los límites de un mero liberalismo de mercado. Esta vez, además, se puede apreciar claramente que el anuncio va a toda página. Imagínense el efecto. Y no olviden que el fin último era sólo anunciar un chocolate, no la debacle de los valores eternos de Occidente. Ahora, también es verdad que en esta ocasión no consiguieron exactamente el resultado deseado porque, esta vez sí, hay que decir que el anuncio mola.
1 Apostilla(s):
Y tanto que mola. Aquí lo tienen reinterpretado por un grupo de design-punk de Bilbao.
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